«Tulipanes de papel, mariposas sin suerte»,
así llamaba Pablo Neruda a los volantines chilenos de su infancia.

Parche, el más atractivo de la «Plaza de los Barriletes», nos recibe en el atelier de su dueño. Sus flecos se apoyan en el piso y contrastan con el cemento. Sus hilos se entrelazan. Suspira, nos guiña un ojo y nos dice: «Estoy listo, empecemos cuando quieran».
“…soy el barrilete más viejo de la plaza, no soy viejo ja ja, soy el más viejo porque hace unos cuántos años que trabajo en la plaza…”
– Gracias por recibirnos, un placer encontrarte. Como para empezar esta nota y conocerte un poco, ¿qué nos podrías contar sobre vos?
– (inclina su cabeza y la apoya sobre su hilo derecho, hace una pausa, enseguida se endereza y comienza a hablar gesticulando cada palabra). El placer es mío, gracias por visitarme. Ahora, ¡Qué pregunta tan amplia!, ¿qué te puedo contar?, a ver, mejor dicho, por dónde empezar a contarte mi historia, quién soy, de dónde, qué me gusta y qué no ¿dulce o saldado?, ¿el día o la noche? me gusta lo salado, lo dulce, el día y la noche ja ja. Tanto el sándwich de jamón y queso que vende Pietro en su puesto de barriletes, como el copo de azúcar, a ver…me gusta el rosa ey…bueno, el día me gusta porque estoy en la plaza de los barriletes, jugando con los niños, ayudándolos a hamacarse hasta donde llega mi cuerda, y desde arriba puedo cuidarlos, estoy atento a todo lo que pasa en la plaza, a ver… ¿pooor qué me gusta la noche?, dejame pensar, ey, me colgué, ah, cierto, me gusta porque descanso, y estoy listo para arrancar el día, todos los días, excepto que llueva y entonces no podemos ir a la plaza, corro el riesgo de resfriarme y si me mojo, a mi barriletero le cuesta mucho trabajo arreglarme.
¿Por dónde sigo? Ey, bueno soy el barrilete más viejo de la plaza, no soy viejo ja ja, soy el más viejo porque hace unos cuántos años que trabajo en la plaza junto a mi querido Pietro, el mejor, el que hace los barriletes más lindos de la ciudad, el que me salvó la vida…, me dio la vida, lo que soy se lo debo a él.¡ Miren lo que es este taller!, bah, su atelier ja ja, aquí vivo junto a los barriletes que él construye.
“…mi querido Pietro, el mejor, el que hace los barriletes más lindos de la ciudad, el que me salvó la vida, me dio la vida, lo que soy se lo debo a él…”
– Entonces Pietro ¿te dio la vida o te la salvó?
– (Parche vuelve a cruzar sus hilos, asiente con su cabeza, se muerde el labio inferior, hace una pausa y vuelve a activarse para seguir con su relato). Ey, a ver, cómo te explico, por dónde empiezo. Mis padres eran dos barriletes acróbatas con el que Pietro participaba de las competencias. Mi mamá se llamaba Corazón, era muy bella, según fotos, videos y lo que me cuentan los que la conocieron, y mi papá se llamaba Flecha, cuentan que era alegre, aventurero, desafiante. Competían individual y en pareja, eran imparables. Ey, me cuesta un poco contar esta historia, pero… voy a seguir… estaban practicando para una competencia , una tormenta los sorprendió, se empezaron a descontrolar, Pietro no podía hacerlos bajar… perdón, voy a agarrar un pañuelo, esta historia me pone triste, pero ya sigo. Bueno, quedaron enredados entre unos árboles a unos cuantos metros del lugar, cuando él llegó y los vio, se dio cuenta que ya no iban a poder volar más, los agarró, los trajo a este lugar,…perdón, pero si no me seco las lágrimas, no puedo seguir hablando… ahora sí, y …., bueno cumplió con lo prometido. Y acá estoy yo, mis padres y Pietro me habían diseñado, pero no me habían empezado a construir, lo iban a hacer después de la competencia, entonces mi querido Pietro puso lo mejor que tenía y me armó para poder ser como mis padres, me terminó con un pedazo de cada uno y me puso estos dos parches (se señala los cachetes y agarra su pañuelo), perdón, otra vez mis lágrimas… ¡lo que hubiera sido volar con ellos!, ey, como sigo, ya está, ya lo conté, ya pude, ya estoy bien, muy bien.
“… ¡lo que hubiera sido volar con ellos! …”
–¡Qué historia conmovedora!, supongo que ese es el motivo de tu nombre
– ¡Coooorrecto! Así es, estos parches me dan… sí, sí, estos parches me dan (se levanta sus hilos y sigue) ¡me dan el poder de poder volar!, sentir el viento, el sol, chocarme con las nubes, volar junto a los pájaros, a las mariposas, a mis amigos, hacer piruetas, a ser libre.
–¿Y tenés muchos amigos?
–¡Seee, un montón de amigos! Los de acá del taller, con los que estamos en el puesto de la plaza. Ey, también los que vienen de todo el país en la época de competencia o de encuentros y, bueno… están ellos, Trencita y Rulo, con los que salimos a volar cuando no estoy trabajando…, Sí, sí, ¡ellos son mis mejores amigos!, y los que me ayudan a cuidar la plaza también. Ahora estamos practicando una coreografía con la que vamos a participar del próximo Festival de Barriletes …
–¡Qué interesante! Contanos un poco de qué se trata
– Ey, a ver, cómo les cuento, es un Festival por los sueños de los niños, ya hace unos cuántos años que, en agosto, en la plaza del pueblo, se juntan las familias a remontar barriletes, es fabulooooso ver el cielo lleno de barriletes con distintas formas y colores. Este año se están preparando algunos números artísticos y con Trencita y Rulo quisimos participar, estamos ensayando muuuucho ja ja.
–¿Tenés alguna anécdota para contarnos?
–(Parche mira para arriba sin subir la cabeza, junta los hilos por delante de su pera, lleva su boca para un costado, hace una pausa y luego de un momento reacciona) Ja ja muuuuchas anécdotas, ¡tantas!… ¿cuál te cuento?… ey! cuandoooo…ah no, no, esa no, mejor te cuento, …ja ja ya sé, cuando un día volví a casa y Trencita y Rulo estaban consolando a Pietro, que cuando me vio corrió fuerte a abrazarme ja, ja. Yo no entendía nada, sobre la mesa había preparado unos afiches con mi foto que decía Buscado, se ofrece recompensa y estaba firmado por Pietro, Trencita y Rulo ja ja. Esa mañana había salido temprano camino a la plaza antes que Pietro, remonté vuelo y…me colgué, sí, sí, me colgué, me dejé llevar por un pájaro amigo, el Pico Dulce, cuando quisimos acordar estábamos en la laguna, nos encontramos con otros pájaros y algunas mariposas riéndonos y charloteando , ¡ey! pasándola joya, después de un rato volvimos, pasé por la plaza y Pietro no estaba, pensé que se le había hecho tarde con los mandados, pero…. ¡claaaaro habían pasado como ocho horas desde que salí de casa! y sí, sí, me colgué, no me di cuenta y pensaron que alguien me había secuestrado ja ja.
“…y sí, sí me colgué, no me di cuenta y pensaron que alguien me había secuestrado ja ja…”
– Y para ir terminando te quiero preguntar por Águila Dorada, te voy a leer una parte de una entrevista en la que habla de vos. “Parche es el peor Barrilete que se haya construido en el mundo” Bueno, sigue un poco más la nota, pero creo que es suficiente, ¿qué tenés para decirnos? – Parche se levanta, busca un vaso con agua, se vuelve a acomodar en el sillón
–¡Águila Dorada!, ya había leído esto ¿qué te puedo decir? no sé, no sé por qué me odia taaaanto, fuimos amigos un tiempo, ¿cómo decirte?, yo, sí, yo creí que éramos amigos, no me daba cuenta que le molestaba todo lo que yo hacía en la plaza, pensaba que hacía chistes pero… (mueve la cabeza de hombro a hombro) No, no hacía chistes y me hizo lo peor que le podés hacer a un barrilete en una competencia, jugar sucio, tenía una hojita de afeitar bien filosa atada en su cola y en una caída muy en picada me cortó, sí, sí, como lo escuchás, me cortó y yo caí al piso quedando afuera de la competencia, ese fue su triunfo y ey, no quiero hablar más del tema.
– Gracias Parche por esta entrevista, muy interesante todo lo que nos contaste, vamos a ir a verte en el Festival. Éxitos.
-Gracias, muchas gracias, los espero (abre sus hilos, nos sonríe, sacude sus flecos).
Testimonio de Águila Dorada:
“… Parche es el peor Barrilete que se haya construido en el mundo”, es un mito eso de sus padres y sus posibilidades de hacer piruetas y ganar, de hecho, en la última competencia lo hice bolsa, le gané, no pudo conmigo, quedó en evidencia vistes, no era tan bueno como decían, es débil y piensa que con su sonrisa en la plaza, ya está todo bien, es un falso, no hamaca a todos los peques que van a la plaza vistes, siempre tiene un excusa, yo no hamaco a esos peques vistes, porque yo no quiero, no porque ellos no me quieran, así que no les queda otra que ver todas las tardes a ese barrilete emparchado junto a su querido Pietro, vistes como él le dice, es infumable, seguro nos encontramos en el Festival de agosto, voy a ir para ver la pavada que hace con sus amiguitos vistes».