Los docentes, entre sus múltiples funciones, son partícipes de generar en los niños el interés por la lectura. Porque, claro, nadie duda de que es importante que los niños lean. Sin embargo, no es una tarea sencilla. No alcanza con leer en voz alta, dibujar lo que más les gustó, o saber cuáles son los personajes más importantes. Eso es acercar al niño a hacer tareas automáticas después de la lectura.
Entonces, ¿cómo se puede generar el interés por leer? Cuando las lecturas tienen que ver con nuestras vivencias, cuando podemos imaginar nuestras propias historias a partir de lo que leemos, cuando son material para «jugar» y no para «repetir», ahí es cuando nos quedamos en lo que estamos leyendo. Ni más ni menos que como los adultos lectores.
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